¿Conoces el síndrome del nido vacío? Es un fenómeno en el que los padres experimentan sentimientos de tristeza , pérdida y dolor cuando un hijo se va de casa. Aunque puedas animar activamente a tus hijos a ser independientes, la experiencia de dejarlos ir puede ser dolorosa. La sensación de soledad y el cambio brusco que supone en la forma de vida no siempre se lleva bien.
A menudo, la vida en el hogar es trepidante. Hemos vivido siempre al límite y con el tiempo justo de poder compaginar el trabajo, el cuidado de los hijos, las compras, las actividades familiares, la cocina, el cuidado de la casa etc. Y nos vemos , de pronto, con que la familia disminuye. En ocasiones de golpe, sin tiempo para adaptarnos. Y la casa, a veces, se nos queda grande y silenciosa.
¿Cómo evitar el síndrome del nido vacío? En este momento, algunas familias se plantean cómo llenar ese tiempo y ese espacio. Por pura necesidad vital y por salud psicológica y emocional.
Afrontar el síndrome del nido vacío.
Quizá sea el momento de emprender nuevas actividades y de retomar aficiones que en su día quedaron abandonadas por falta de tiempo o porque tenías otras prioridades. Y está muy bien pero a veces no es suficiente. ¿Por qué conformarte? ¿Y si te atreves a dar un giro y volver a conectar con el mundo de los jóvenes desde casa? Tienes una oportunidad fantástica para hacerlo con el simple hecho de alojar un estudiante extranjero de intercambio.
Esto nos permitirá conocer a una nueva persona y quizá a su familia. A menudo las familias extranjeras vienen a visitar la ciudad y a la familia anfitriona de sus hijos. También te permite conocer también peculiaridades de su cultura, su país y sus costumbres. Es una buena manera de adentrarte en otros mundos que no conocías o que solo habías atisbado desde lejos. Y hacerlo en un entorno conocido, en tu propia ciudad, en tu hogar. Quizá como un primer paso para conocer más de este mundo que apenas has tenido tiempo de explorar hasta ahora.
Alojar un estudiante extranjero cuando los hijos abandonan el hogar familiar.
A menudo se establecen lazos con los estudiantes de intercambio de acogida que duran mucho tiempo. Al fin y al cabo habéis convivido durante un tiempo y la experiencia os ha unido. Es frecuente que el estudiante se mantenga en contacto con su Familia Anfitriona después de regresar a su país de procedencia. De algún modo, se sigue siendo familia a pesar de la distancia física.
La convivencia con una persona joven, de otro país y otro idioma es un reto y una experiencia que puede ser muy gratificante. Es una buena forma de evitar el síndrome del nido vacío y comprender que la marcha de los hijos fuera del hogar familiar no es el fin de la existencia, ni el principio de la vejez. Quizá hasta despierte nuestra curiosidad por otros países y culturas y nos impulse a ir más allá.
A algunos se nos despierta la curiosidad por otros idiomas ( inglés, italiano, francés…). El interés por su gastronomía. O la atracción por la historia y los atractivos naturales, artísticos o monumentales de otros lugares.
Además de la experiencia cultural y social que supone el convivir con una persona de otro país, esto nos permitirá conseguir unos ingresos extra, que siempre van bien. Sobre todo si el síndrome del nido vacío llega porque tienes varios hijos estudiando fuera de tu ciudad y contribuir a su formación es un coste complicado de asumir para la familia.
No dudes en solicitar información sobre la posibilidad de ser una familia anfitriona si estás interesado.