Conocer otras culturas hace que abramos nuestra mente. Si lo hacemos desde pequeños, mucho mejor.
En los últimos años , nuestra sociedad goza de una diversidad que antes no habíamos experimentado. Hasta hace relativamente poco, conocer a una persona de otro país, raza y/o cultura era algo poco frecuente y exótico.
La mayoría de padres no tuvimos un compañero de escuela de otro país, no sabíamos apenas nada de otros niños del mundo y eso, afortunadamente, va cambiando.
Convivir con estudiantes de otro país es una experiencia muy completa , de la cual nuestros hijos (y nosotros) podemos aprender mucho!
En muchos hogares las posibilidades de interacción directa con otras culturas sigue siendo difícil, pero la posibilidad de alojar un estudiante de intercambio durante medio o un curso escolar , nos permite poner a nuestra familia en contacto con una persona diferente que aporte ideas nuevas, nos ayude a eliminar nuestros prejuicios contra gente de otras culturas (aficiones, comida, gustos etc…) y nos muestre algo muy nuevo y diferente.
Muchos niños disfrutan escuchando lo que los estudiantes extranjeros cuentan de sus países o tradiciones.
Afortunadamente, el mundo está cambiando y ,desde niños en la escuela hasta posteriormente ya de adultos, estudiamos, trabajamos y convivimos con personas de distinta procedencia, diferentes idiomas, culturas, religiones,costumbres, gastronomías y comportamientos diversos, etc.
Es bueno que los niños se vayan familiarizando con esa diversidad y aprendan que no necesariamente lo de aquí es lo mejor .
La diversidad enriquece, es fuente de conocimiento y reflexión, facilita el despertar de la actitud crítica, la tolerancia, la aceptación de ideas, de una realidad diferente y, a menudo, sorprendente.
El mundo es enorme y nos queda todo por conocer y descubrir.